Rasgos comunes de una exposición estimulante
Ese tipo de exposiciones que te mueven y te adentran en su espacio no usan una fórmula de ciencia cierta, pero sí usan más que una pared para llevarte a ese estado y ambiente.
El concepto
Entre su museografía hay algo tangible, aunque no siempre visible, que hila todos los elementos y los combina para mantener y ordenar tu atención. A eso se le llama concepto, y sirve para que una exposición se encuentre con su visitante. Un concepto es esencialmente una idea, y es el punto de partida desde el cual, a través del diseño expositivo, se tiende un puente entre un pensamiento abstracto y sus características visuales.
La exposición ha de encontrarse contigo, y no al revés, pues una buena exposición pide a su audiencia hacer nuevas conexiones.
Es decir, te encuentra donde estás, y te lleva a otro lugar. Una buena exposición es un espacio y una experiencia que nos sumerge en puntos de vista que cambian, se interconectan y tienen varios clímax.
La empatía
Las exposiciones que nos llevan a ese lugar son empáticas, han sido cuidadas y dejan huella en la memoria. En mi memoria no-cronológica tienen lugar especial las exposiciones Modus Vivendi, de Sophie Calle en La Virreina (Barcelona), Secrets to tell, de Grada Kilomba en el MAAT (Lisboa) y Las cicatrices nos recuerdan que nuestro pasado es real, de Kader Attia en la Fundació Miró (Barcelona). Las sigo recordando con viveza y, sobre todo, recuerdo lo que me hicieron sentir.
A Calle la conocía de antes. A Kilomba y Attia les conocí por fortuna al entrar en sus exposiciones. Puede ser prudente prescindir de las expectativas al entrar en una muestra de arte y dejarse sorprender, pero no es mi caso.
Cuando visito una nueva exhibición, no puedo evitar ir en búsqueda del subidón que me dan las buenas exposiciones conceptuales. De ellas salgo con ideas, reflexiones y ganas de crear.
Cuando visito una exposición sin más, salgo sintiéndome bombardeada por información y por estímulos, aunque no estimulada. Una exposición cuidada, por contra, es como una buena lectura: te guía, te invita, dicta las pausas e involucra tu mente.
Modus Vivendi, Secrets to tell y Las cicatrices nos recuerdan que nuestro pasado es real, son exposiciones atractivas y convincentes y, por tanto, más discursivas. Enumero estas exposiciones como ejemplos para transmitir mi idea de ‘bueno’ y darle forma a mi noción abstracta, evidentemente subjetiva.
El título y la temática
El título actúa como abrebocas e hilo conductor del evento y del espacio. También como concepto, y como agente productor de la relación entre el espectador y la exposición. Un concepto contextualiza un mensaje.
Con la ayuda de signos, formas, acciones y objetos, lo no visual se hace visual. La temática de la exposición, si bien parte de las obras se traslada a la experiencia en la sala y la experimentamos como ideas a disposición del público.
Una obra que me impactó mucho fue Cuídese mucho, de Sophie Calle. La exposición de Calle trasladó las dos miradas presentes en la obra de la artista (su propia mirada y la mirada del otro), en un juego de la construcción expositiva.
Diseño conceptual
La exposición estaba estructurada en dos partes. Por un lado, se presentaban los proyectos relacionados con otros. En la segunda parte estaban las obras que tratan de su mirada propia y que tienen que ver con la veracidad y la ficción.
En esta sección estaba la obra Cuídese mucho, en la cual vemos 107 interpretaciones de mujeres de diferentes oficios de una misma carta de un antiguo amante de la artista. Vemos paneles llenos de análisis de la carta en un recorrido de pasillos y paredes que componen esta obra. De modo que imagen y narración quedan organizadas en la obra y en la exposición, haciendo al visitante partícipe de su realidad.
Como la conceptualización se produce en la mente, puede ser bastante fácil pasarla por alto. Pero el diseño conceptual es la base sobre la que se asientan las exposiciones memorables que funcionan más allá del archivo.
Incluso las exposiciones técnicamente brillantes pueden fracasar sin un concepto sólido que los respalde. Curaduría viene del latín curare, y quiere decir cuidar de (cuidar de todos los detalles).