Seducir al algoritmo con contenido atractivo
A menudo, las conversaciones sobre el algoritmo nos remiten a complicadas operaciones estadísticas capaces de aprender y fortalecerse gracias al tratamiento de datos masivos, y en efecto así es como funciona. No obstante, la concepción de contenidos atractivos para el algoritmo inevitablemente implica un proceso de seducción y conversación entablado a nivel individual con el usuario, en donde aparecen involucrados toda una serie de recursos lingüísticos con los que experimentar.
Entender el algoritmo es asomarse a los resultados que nos ofrece el estudio del big data, pero también exige hacerlo desde una cierta sensibilidad creativa o editorial. A continuación, trataremos de exponer algunas posibilidades de juego a considerar, pensando en la distribución óptima de nuestro contenido. Por supuesto que no es indispensable que nuestro contenido siga todas estas observaciones, pero en cualquier caso… conviene no perderlos mucho de vista.
21 preguntas antes de lanzar contenido
1. ¿Apela nuestro titular a un tema conversacional?
¿Está ya la audiencia hablando de lo que nosotros queremos que hable? Y en caso contrario, ¿cómo podríamos introducir nuestro tema para desplegarlo como una conversación coloquial más?
2. ¿Llega todo lo lejos que puede llegar para atraer la atención del espectador, sin renunciar a la veracidad de la historia?
Ya que el titular tiene un peso crucial a la hora de atraer a la audiencia, y partiendo siempre de la base de que nuestra historia sea valiosa, ¿consigue entonces el titular ser lo más atractivo posible, sin por ello exagerar o deformar los rasgos de nuestro relato? ¿Tenemos el mejor enfoque posible de entre todas las formas con las que podemos encarar aquello que queremos decir?
3. ¿Sigue una narrativa popularmente conocida?
La audiencia suele reconocer patrones narrativos conocidos (por ejemplo: David VS. Goliat, historias de gente común venciendo a grandes rivales): ¿puede nuestra historia identificarse con uno de estos patrones históricos?
4. ¿De qué manera combinan titular e imagen? ¿Crea una unidad de mensaje?
Las redes sociales normalmente constan de una suma de lenguajes: ¿qué connotación tiene entonces la mezcla de nuestra foto y nuestro titular?
5. ¿En qué posición deja al lector al compartir esta historia?
¿Se sentirá reforzado o debilitado? ¿Considerará que sus prejuicios estaban equivocados o que, por el contrario, acertaban?
¿Aporta el titular información suficiente?
¿Nos pone en contexto, al tiempo que promete más información valiosa en el interior?
7. ¿Nos contextualiza en una emoción?
¿Nos identifica el titular con una emoción reconocible (inspiración, indignación, ternura…) que además queremos seguir experimentando?
8. ¿Polariza a la opinión pública?
Y en ese caso, ¿me deja a mí en el lado correcto? Si todo tema debe ser conversacional, ¿cuáles son las opiniones que puede haber alrededor de mi historia? Quienes lo lean, ¿se sentirán identificados con la opinión, digamos, correcta?
9. ¿Aporta una nueva información?
¿Esta nueva información es sobre algo de lo que todo el mundo está hablando?
10. ¿Es el tratamiento de nuestro tema algo radicalmente contemporáneo,?
¿Es significativo de los tiempos que corren, una historia que no podría ocurrir en otro momento? ¿Tengo la sensación de estar ante algo novedoso?
11. Si hablamos de temas complejos, ¿lo hacemos de una manera divertida?
A menudo solemos considerar que los temas complejos tienen menos oportunidades de servir al algoritmo o de viralizarse que los temas superficiales, pero no siempre es así: considerando que las redes sociales son un territorio en el que mostrar un cierto tipo de capital intelectual, la audiencia, en realidad, espera compartir contenidos que la identifiquen con una opinión de peso. Esta es la razón por la que los contenidos sofisticados pueden viralizarse, siempre y cuando sean, al mismo tiempo, accesibles y divulgativos.
12. ¿Podría hacerse una película a partir de nuestra historia?
13. ¿Soluciona preguntas que la gente esté planteándose?
Y en caso contrario, ¿despierta una duda que exige una solución inmediata? ¿Proponemos una pregunta que la gente esté haciendo a Google, o que, por el contrario, pronto empezará a hacerse?
14. ¿Utilizamos todos los lenguajes a nuestra disposición de la mejor manera posible?
¿Combina bien el arte, el diseño, el vídeo, la fotografía, el sonido o el texto?
15. ¿Contamos con un diseño acorde con la marca?
¿Nos permite identificar el contenido con nuestra marca?
16. ¿Proponemos temas sobre los que todo el mundo tiene una opinión?
Más allá de que la gente conozca la historia o el personaje, ¿tiene una opinión al respecto?
17. Cuando utilizamos rostros en nuestras portadas, ¿transmiten una expresión acorde al contenido?
Considerando que el rostro de nuestros personajes es un adelanto de lo que el espectador va a experimentar, ¿se trata de una emoción que quiera ser compartida por nuestra audiencia potencial?
18. ¿Arrancamos nuestra historia con una imagen reconocible?
¿Serviría esta imagen como primera escena de una película?
19. ¿Trabajamos con la sorpresa?
¿Quebramos el lugar común? Aportar algo nuevo a lo ya conocido incentivamos su viralidad.
20. ¿Anima al espectador a creer que tiene información que merece ser compartida?
La viralidad de un contenido no depende solo de que a la gente le guste: principalmente, depende de que lo comparta.
21. ¿El contenido aterriza de tal forma que invita al espectador a querer compartirlo?
Cuando el espectador llegue al final de nuestro contenido, ¿qué es lo que sentirá? ¿Habremos connotado algo que le empuje a creer que tiene la responsabilidad de compartir (ya sea porque es divertido, inspirador, emocionante, o inteligente)? ¿Habrá cambiado, de algún modo, la percepción de nuestros espectadores sobre la realidad? Y en ese caso, ¿la habrá cambiado para bien?