Generar emociones hacia personajes no humanos
Básicamente, la personificación implica atribuir cualidades humanas a seres inanimados, animales, objetos o formas abstractas. Estos pueden hablar, vestirse, moverse, pensar, expresarse o actuar como un humano. Es decir, cobrar vida: desde tener ira o reírse hasta quejarse si le cae algo encima, ahogar a alguien (por ejemplo, un vaso de agua, el mar), etc. La personificación es un recurso común que permitir una comprensión rápida por parte del público.
Esta técnica no solo humaniza a las figuras no humanas, sino que también las convierten en personajes poderosos, capaces de comunicarse con el público.
Heider & Simmel animation (1944)
Este maravilloso y a la vez sencillo video es un experimento realizado por los psicólogos Fritz Heider y Marianne Simmel en la década de los 40 para estudiar el comportamiento humano. Cuando les preguntaban a las personas qué veían y qué pensaban sobre lo que interpretaban en el video, estas atribuían emociones, propósitos y acciones humanas a las figuras geométricas. “Se están atacando”, “está enfadado», «la redonda se esconde», etc. Es decir, les otorgaron acciones y comportamientos reconocibles.
Los seres humanos buscamos significado a todo lo que vemos
Demostraron que los seres humanos buscamos significado a todo lo que vemos, basándonos principalmente en nuestra experiencia. Somos capaces de ver un hipopótamo en una nube o una sonrisa en una cerradura, simplemente porque establecemos conexiones con lo que conocemos.
Al atribuir personalidad humana a cualquier forma y explicando nuestros personajes al público con el lenguaje que entiende, logramos generar empatía y asegurarnos de que entienda el mensaje que le queremos transmitir. El público reconocerá rápidamente si nuestro personaje está cansado, triste, enamorado o furioso.
¿Cómo dar personalidad?
Para dar vida a un personaje y conseguir que sea convincente y coherente, debemos saber qué características humanas tiene nuestro personaje y cómo actuaría si fuera una persona en los distintos momentos de la historia. Esto incluye:
- Definir quién es y su papel en la historia
- Rasgos físicos (¿algo le hace diferente?)
- Personalidad y carácter
- Cómo se mueve y actúa
- Cómo se siente
- Forma de hablar
- Manías
- Qué le gusta y qué no
Y todo aquello que sea imprescindible para construir tu personaje.
Así, por ejemplo, si tu personaje es una zapatilla, puedes preguntarte: ¿Quién es en la historia? ¿Cómo se siente cuando la tiran a un contenedor? ¿Echa de menos a su zapatilla gemela? ¿Llora por las noches? ¿Cómo actúa una persona cuando llora y está triste? ¿Cómo se lo aplicas a tu zapatilla? ¿Llora agua o sus cordones se convierten en lágrimas? ¿Qué hará para salir de la basura?
O imagina que un personaje puede hablar con el futuro como con un amigo. ¿Cómo sería ese futuro? ¿Cómo hablaría con él? ¿De qué hablarían? ¿Solo le vería tu personaje o también el resto de los personajes? Si también lo viera el público, ¿cómo sería?
Y así, hacerte tantas preguntas como necesites para construir personajes creíbles y capaces de emocionar a tu público. El público debe comprender el comportamiento de tus personajes, incluso si no son seres animados, y la personificación es un valioso recurso que te ayuda a establecer esa conexión con él.