Smart Packaging, ¿qué es?

El smart packaging, o embalaje inteligente, es un tipo de envase que, mediante la incorporación de diferentes tecnologías, añade características, funciones y prestaciones de valor adicional a las que aportan los embalajes convencionales.

Algunas de las tecnologías que incluyen este tipo de packaging son sensores que monitorean las condiciones de humedad y gas en el interior del envase, etiquetas que informan de las temperaturas a las que se ha expuesto el producto, códigos QR que ofrecen información adicional al consumidor o chips que permiten trackear el envío a lo largo de toda la cadena de suministro.

Generalmente, el smart packaging se divide en dos categorías:

El packaging activo incorpora tecnologías que interactúan directamente con el producto para mejorar su conservación o prolongar su vida útil. Este tipo de embalaje no solo permite controlar el entorno interno del paquete, sino que también puede influir en él. El objetivo es mantener la calidad del producto interior y evitar su degradación.

Se trata de un tipo de envases muy utilizados tanto en productos alimentarios como el café, los frutos secos, la carne y el pescado, como en productos farmacéuticos como vacunas o cremas.

El packaging inteligente, por su parte, se centra en la incorporación de tecnologías tales como el big data, la bioingeniería, la nanotecnología, la geolocalización o la Inteligencia Artificial, con el objetivo de ofrecer recopilar datos y ofrecer mayor información. Gracias a ello, se obtiene información en tiempo real sobre el estado del producto, aumenta su seguridad y mejora la experiencia del consumidor ofreciéndole datos adicionales y personalizados.

Este tipo de packaging también son frecuentes en el sector alimentario (productos lácteos, vinos o carnes y pescados), así como en el sector de la moda y el lujo (prendas de ropa, relojes o joyas).

Como ya se ha ido mencionando, el smart packaging no solamente mejora la funcionalidad del embalaje, sino que además tiene otros impactos muy positivos tanto en la experiencia del consumidor como en el medioambiente.

Algunos de los beneficios más positivos del smart packaging son:

• Generar experiencias de valor únicas y diferenciales.
• Interactuar de manera más directa con los consumidores.
• Optimizar el transporte de productos y la eficiencia logística.
• Reducir el desperdicio alimentario.
• Proporcionar información adicional sobre el procesado, almacenado y distribución del producto.
• Mejorar la seguridad alimentaria.

La marca de cervezas Heineken ha apostado por el smart packaging incorporando a sus latas un indicador de temperatura que muestra cuál es el momento álgido de frescura para consumir la cerveza.

En el caso de la conocida marca de patatas fritas Lay’s, añadió a sus bolsas un código QR que dirigía a su página de Facebook con el objetivo de fomentar una comunidad que comparta sus experiencias a través de fotos, vídeos y comentarios.

Ligeresa, también ha incorporado a su envase un código QR, el cual al ser escaneado ofrece información sobre la fecha de envasado, los ingredientes del producto o recetas en las que se incluye la mayonesa como ingrediente.

Pese a que hace muchos años que está presente en los lineales del supermercado, la mayoría de personas no son conscientes que sus cafés para llevar tienen un envase inteligente que permiten autocalentar el producto mediante la mezcla de varios reactivos.

Dejando de lado el sector alimentario, el sector de la moda también ofrece soluciones de smart packaging. En el caso de Zara, ha incorporado etiquetas RFID para marcar sus prendas sin tener que recurrir al plástico.

Así pues, el smart packaging representa una revolución en el mundo del embalaje, donde la tecnología se combina con el diseño para crear soluciones que no solo protegen el producto, sino que también interactúan con el usuario, mejoran la sostenibilidad y optimizan los procesos logísticos.