El inicio de una gran jornada
La jornada comenzó temprano para muchas de nosotras. En mi caso, madrugué para desplazarme en tren desde Girona y poder estar en Madrid a las nueve de la mañana, donde ya nos esperaban Félix y Rocío para afrontar juntos el gran día. Éramos un grupo diverso y lleno de ilusión: Giulia, Rocío, Ana, Laia, Cristina, Berta, Laura, Magda y yo. Desde el primer momento se respiraba entusiasmo, ganas de aprender y, sobre todo, la emoción de poder compartir esta experiencia de manera presencial.
LMA Iluminación, primera parada
Nuestra primera parada fue el estudio LMA Iluminación, de Félix Santos, profesor de la asignatura de Iluminación y un auténtico experto en la materia. Allí nos recibieron él, y sus socios que a su vez son familia —su mujer y su hijo—, que forman parte activa del estudio. La acogida fue cálida y cercana, y enseguida nos sentimos como en casa.
Durante la visita, pudimos profundizar en conceptos clave como los lúmenes, los vatios, las temperaturas de color o los distintos tipos de luminarias y sus usos más adecuados en cada caso, algo que por naturaleza, necesitaba ser visto en directo. También aprendimos sobre métodos de instalación según los tipos de construcción y acabados, un aspecto fundamental que resulta mucho más fácil de comprender cuando se ve aplicado en un entorno real. Félix nos mostró además algunos de sus proyectos ya finalizados, lo cual ayudó enormemente a consolidar y afianzar todo lo aprendido en la teoría y dejarnos boquiabiertas de lo que se puede llegar a lograr.

La experiencia se vio enriquecida por la presencia de Rocío Esquilas, directora del máster, y de Elena Llorente, profesora de gestión del espacio, construcción y materiales, además de unas gran des profesionales del interiorismo. Su acompañamiento añadió una visión complementaria que hizo aún más completa la jornada. Tras la intensa sesión en el estudio, compartimos un picapica organizado con todo el cariño por Félix y su familia. Ese gesto de hospitalidad nos permitió seguir conversando de manera distendida, resolver dudas y, sobre todo, estrechar lazos como grupo.

Simon, segunda parada
Por la tarde nos esperaba otra visita muy especial: Simon, la Casa de la Luz. Esta experiencia resultó fascinante no solo por el contacto con una de las marcas pioneras del sector, sino también por el espacio en el que se encuentra su showroom. El edificio emblemático que lo alberga, y la forma en la que se ha integrado la arquitectura de interiores en la propuesta de marca, nos permitió comprender la luz desde una perspectiva más amplia: como elemento técnico, pero también como experiencia sensorial y cultural. Recorrer la Casa de la Luz fue, en definitiva, adentrarnos en un universo donde innovación, diseño y emoción conviven en perfecta armonía.

Una experiencia que suma conocimientos
Más allá de los conocimientos técnicos adquiridos, este viaje supuso un punto de inflexión en nuestra experiencia como alumnas del máster. Pasar de la pantalla a la presencialidad nos permitió sentir de manera distinta lo que significa estudiar interiorismo. Nos dimos cuenta de que la luz no solo se estudia: se vive, se observa, se experimenta. Y ese aprendizaje compartido, acompañado de la dedicación de nuestros profesores y del esfuerzo de la dirección del máster para hacerlo posible, quedará grabado en nuestra memoria.

Personalmente, me llevo el calor humano de un grupo que, aunque se formó online, demostró que tiene una gran conexión cuando se encuentra en persona. Pero, sobre todo, me llevo el agradecimiento hacia Félix, Rocío, Elena y todo el equipo que hicieron posible esta jornada.
Gracias a ellos, Madrid se convirtió en un escenario de aprendizaje, pero también en un lugar de encuentro y de inspiración. Sin duda, la definiría como una experiencia que nos recuerda por qué elegimos este camino y que nos impulsa a seguir aprendiendo con la misma ilusión con la que empezamos aquel día tan especial.