Más allá de los Motion Graphics

Nov 12, 2019 por Joan Achón

Animación y motion graphics

Hace unos meses, el Club de Creativos de Barcelona nos invitó a dar una charla en el marco de las jornadas de debates sobre campos creativos y junto a otros estudios de Motion Graphics y animación de la ciudad condal.

Motion graphics

La verdad es que la velada fue muy inspiradora y al final nos sirvió para ver que, en mayor o menor medida, todos estamos en una situación similar. La gente del Club de Creativos también nos pidió que, para dinamizar la charla propusiéramos preguntas para debatir entre los potentes. Una de las preguntas que propusimos fue la siguiente:

¿Creéis que si a los estudios de animación y Motion Graphics se nos introdujera o se nos tuviera en cuenta en fases embrionarias de los procesos creativos de los encargos que nos proponen, el resultado de los proyectos, tanto en su aspecto formal como conceptual, tendría un valor añadido? O, por el contrario, ¿ello no afectaría al producto final resultante?

La pregunta en cuestión nace del hecho, y en ciertos casos de la frustración, de que la mayoría de los proyectos, por no decir casi la totalidad, que recibimos en el estudio, la creatividad, la narrativa, la estrategia o la dirección de arte ya está decidida de antemano.

Este hecho produce que nuestro cometido en dichos proyectos se reduzca a una función más operacional y de producción que nos excluye, en muchos casos, de las fases conceptuales de los proyectos y sus procesos creativos o estratégicos.

Esta pregunta, además de ir dirigida a los ponentes de la tertulia también iba dirigida a la audiencia, que en este caso era mayoritariamente gente del sector creativo y la publicidad. El debate que se produjo en torno a esta cuestión fue muy fructífero y no dejó indiferente a nadie.

Pero lo que realmente evidenció la discusión fue que, si uno se ha formado y ha trabajado en el mundo de la animación y de los motion graphics, la manera que tiene de enfocar y pensar los proyectos que le encargan es diferente al resto de las disciplinas creativas. Este hecho, que nos es gratuito, y que a lo mejor le puede parecer evidente al lector, tiene una razón de ser que creemos interesante abordar en el presente artículo.

Si echamos una mirada rápida al Antropoceno, o a la vulgarmente llamada “edad de los humanos”, podríamos aventurarnos a decir que los grandes sucesos de la humanidad han pasado a la historia no por sus propios hechos en sí, sino por cómo estos han sido contados y sobre todo, y esto es importante remarcarlo, por la trascendencia del canal que han utilizado para contarlos.

Nos guste o no, vivimos rodeados de pantallas. La realidad ya no solo se forja en el mundo analógico, sino que además tiene su variante en el mundo digital. Y cada vez más, lo digital está definiendo con precisión cómo debe fraguarse esta realidad, independientemente de la naturaleza a la que esta pertenezca.

Pero más allá de dónde se modela esta realidad, el flujo de comunicación y la demanda de contenidos es incesante, vertiginosa y global. En este sentido las marcas, instituciones, gobiernos o particulares tienen que hacer frente, no solo a la demanda inagotable de contenidos de su audiencia, sino que además deben adaptarse y ser coherentes en todos y cada de los canales que utilizan para comunicarse con ella para poder poder captar así su atención.

Entendiendo entonces que toda nueva era crea su propia realidad y esta, a su vez, genera sus propios canales para manifestarse, comunicarse y desarrollarse con sus cohabitantes. Podríamos decir que la realidad actual de los humanos se escribe en código binario.

Y es en esta era digital donde los contenidos audiovisuales se han convertido en el paradigma de la comunicación por excelencia. En ningún caso seremos tan osados como para afirmar que quien domine el sector audiovisual podrá dominar el mundo, pero sí lo suficientemente insensatos como para afirmar que al menos tendrá la capacidad de comunicar con todos sus habitantes más allá de las palabras. Y esto ya es un punto.

Es en esta era digital donde los contenidos audiovisuales se han convertido en el paradigma de la comunicación por excelencia

A los humanos siempre nos han gustado las ficciones (de hecho, nos han ayudado a construir sociedades, religiones o culturas) ya sea escuchando relatos ancestrales escondidos al cobijo de una cueva o descubriendo una nueva galaxia sumergidos en una experiencia virtual.

En la actualidad dichas ficciones pueden tener múltiples formas ya sea a través de anuncios, leyes, nuevos derechos o las últimas ocurrencias de Hollywood. Pero para que todas estas ficciones puedan llegar a su audiencia, una de la manera más eficiente para hacerlo a día de hoy es a través de los Motion Graphics.

Independientemente de su idiosincrasia, los Motion Graphics siempre han estado allí, quizás incluso antes del cine, y no cabe duda que son uno de los canales más potentes y eficaces para narrar y dar forma a toda esta demanda de información, comunicación y contenidos. Pero más allá de dónde estos se gestaran, es en su propio movimiento, en su naturaleza multidisciplinar y en su versátil transversalidad donde reside su magia.

Los Motion Graphics te enganchan, te atrapan en el primer momento que los ves. Te preguntas: ¿cómo acaba esta historia que me están contando? ¿Cómo han sido capaces de crear esta escena? ¿Cómo se les ha ocurrido esta idea?

Generar este tipo de atención y expectativa a una audiencia hoy en día sobresaturada de contenidos variopintos de calidad y fiabilidad dudosa, es un valor notable a tener en cuenta en fases embrionarias de los procesos creativos para generar proyectos que tengan, en su defecto, un impacto certero en las audiencias que se persiguen.

Y esto se produce no solo por un despliegue técnico sin precedentes en la historia, capaz de dejar anonadado al más escéptico de los espectadores, sino que es en este diálogo continuo, sincero y dinámico entre técnica, narrativa, emoción y experiencia donde reside el valor añadido que un experto en Motion Graphics puede aportar a cualquier tipo de proyecto, más allá de la naturaleza o necesidad comunicativa que este tenga.

Porque en definitiva el ecosistema natural de los Motion Graphics son las pantallas (entendiendo pantallas como cualquier soporte donde puedan proyectarse contenidos audiovisuales), y las pantallas, nos guste o no, son las interfaces más cercanas y accesibles que nos conectan, de momento, con la realidad digital.

Joan Achón

Director del Máster en Motion Graphics de SHIFTA y fundador del estudio y productora de creatividad audiovisual The Others.

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