Entrevista a Luis Juárez
1. ¿De dónde viene el nombre Balam?
Balam significa “jaguar” en la lengua maya, también hace alusión al poder y las prácticas chamánicas. Es un tributo a la cultura maya y a los ancestros que estuvieron presentes en Honduras, país donde nací y crecí.
2. En época digital, y con todo el esfuerzo que conlleva, ¿por qué terminas decantándote por generar una revista en papel? Sin duda merece la pena cuando tienes uno de los números en las manos, Balam es una auténtica joya.
Ante un mundo que avanza hacia la digitalización, de alguna forma, Balam le hace la contra. No por una mera pulsión de rebeldía, sino como respuesta a un mundo hiper globalizado, de saturación constante de imágenes, de consumo rápido, líquido: es aquí donde ponemos un freno para cristalizar y contextualizar el paso de nuestras realidades, donde construimos y articulamos un documento que hace las veces de archivo abierto y colectivo para las generaciones venideras. Queremos concientizar acerca de nuestras realidades, esas que están por fuera de una norma establecida. Utilizamos la fotografía y el papel como excusa para manifestar las voces torcidas, rotas, esas que no entran en las instituciones o el statu quo de la fotografía.
3. ¿Te dedicas exclusivamente a la publicación o trabajas en otras cosas? ¿Antes de la revista cuál era tu profesión?
Actualmente dirijo MIGRA, una feria de publicaciones y arte impreso de Buenos Aires. La feria surgió como soporte de Balam, para darle su propio espacio y albergar proyectos que imprimen bajo estas sensibilidades. Soy miembro del Archivo de la Memoria Trans Argentina, un espacio que protege, reúne y rescata las historias y la memoria de la comunidad trans en Argentina. Coordino su área editorial, en la cual imprimimos fotolibros y libros. También trabajo como editor, asesor, curador y gestor independiente para otros proyectos, realizando exposiciones, publicaciones y proyectos culturales bajo una mirada queer. Antes de tener la revista, trabajé muchos años en cosas ajenas a la cultura para ganarme la vida, como mesero y vendedor.
4. ¿De dónde viene este amor por el arte, la fotografía y el formato editorial?
Viene para potenciar el trabajo de nuestra comunidad, corporizar una voz propia y echar luz y armar algo que estaba vacante, que parecía no existir. Balam es una respuesta al sistema o el “mundillo” de la fotografía en la Argentina: centralizado, heterocis y elitista. Me provoca una gran satisfacción ver que el proyecto va creciendo cada vez más, no solo en la Argentina, sino también en Latinoamérica y el mundo. Esto se debe a su recepción, reciprocidad y, principalmente, al trabajo arduo que tiene detrás. Me motiva entender que estamos creando un proyecto-archivo que da lugar a representaciones desechadas y nuevos significados en torno a ellas. Me moviliza generar un espacio de contención: la meritocracia se la dejamos a los otros.
5. El proyecto tiene base en Buenos Aires, ¿hubo proyectos similares en la capital o Balam es pionera?
Si hablamos sobre el formato “revista”, en la Argentina existen un par de revistas de fotografía. En este caso, Balam es el único proyecto que está pensado más desde lo objetual, haciendo hincapié en su materialidad y su edición. Es un fotolibro. Además, su contenido se enfoca únicamente en las minorías y las disidencias sexuales. El término “revista” lo usamos para plantear su génesis colectiva y su periodicidad. Lo recontextualizamos para armar nuevas narrativas, críticas, políticas y sociales, siempre anticolonialistas, antirracistas y antihegemónicas.
6. Resumiendo ¿cómo es el proceso de edición y diseño? ¿Cuentas con colaboradorxs o te encargas de todo el desarrollo?
En cada número invitamos a una o un referente para que me acompañe en el proceso de edición, en el armado de la narrativa visual. Para la edición n. 10, que rondará en torno a “La Bohemia”, voy a tener el honor de trabajar con dos artistas como editoras invitadas, las brasileñas Ventura Profana y Castiel Vitorino Brasileiro.
Cuando pensamos en lxs editorxs, poco tiene que ver su profesión, va más allá de eso. Me interesa la visión y el aporte que esa persona pueda darle al proyecto, cómo se relaciona con la temática en su práctica y en su vida. En el proceso, surge un intercambio constante, llevamos a la mesa ciertos puntos, ejes y conceptos para luego desarrollar y entablar una relación con el material recibido en la convocatoria y el material propuesto por lxs editorxs.
En cuanto al diseño, Balam se desmarca del canon generalmente establecido en las revistas: un sistema de identidad predefinido o estandarizado. Nos damos esa libertad porque justamente es lo que busca y pide el proyecto, no hay nada lineal, pues, quienes hacemos este trabajo, estamos en los márgenes, en constante evolución. Esto se refleja a lo largo y lo ancho del proyecto. El diseño se arma en función a su temática y a su edición. Me parece mucho más interesante pensar cada número como algo único.
Finalmente, es un factor más que la diferencia con el resto de las revistas. Contamos con un gran equipo de colaboradores, entre ellos Gustavo Eandi, nuestro diseñador, Juan Ruades, nuestro editor de textos.
7. Se han recogido temáticas como la Fantasía, Familias Elegidas y el último número que reflexiona sobre las Nuevas Masculinidades. Parece que los temas se van volviendo más concretos en base a la evolución de la revista. Con la experiencia ¿ves necesario adoptar posiciones cuanto más claras y concisas para que se visibilicen y respeten los discursos de género y las distintas problemáticas sociales?
Creo que la maduración del proyecto se debe, en paralelo, al crecimiento humano que vamos experimentando quienes estamos detrás de Balam.
Por supuesto que cada número es una afirmación de lo que venimos haciendo y de lo que somos, va más allá de la idea del hacer fotográfico. De vuelta: la fotografía es la excusa para poner en discusión cuestiones más profundas. Es una afirmación sobre las identidades, son ellas las que hablan mediante la figuración de la imagen.
Balam no surge con la idea de hablar sobre el género porque sí o de tocar ciertas temáticas que luego se ponen en la agenda del arte y se replican como discursos de aprovechamiento. Nace con la idea de afirmar las infinitas posibilidades y realidades de nuestras vidas. Hoy por hoy, podemos ser lxs protagonistas, contar nuestras historias singulares, algo que pensábamos que solo las instituciones establecidas o las personas con mayores recursos económicos y académicos podían hacerlo (incluso por nosotrxs mismxs). La exotización es parte fundamental del orden colonial por el cual siempre se tiende a vernos.
8. A veces, lo cotidiano y el arte sin pretensiones termina generando política, ¿has sido consciente o te has replanteado alguna vez el alcance que puede tener un proyecto como el que encabezas?
Todo es político, el ser apolítico también es una postura política. Espero que su proyección alcance a las personas que nos ven con incomodidad. Es ahí donde me interesa posicionarnos, en la duda de los que no saben cómo son nuestras historias. Balam lo expone con un proyecto super cuidado, de gran calidad, muestra lo “marginal” con un producto de primera línea.
El prejuicio es parte de la comodidad y si algo tenemos muy presente es que la zona de confort, en cierto punto, fue nuestro peor aliado, nos silenció. Espero que lo hecho pueda extrapolarse hacia algo bueno, ser capitalizado, y que tenga un impacto positivo en lxs otrxs. Somos lxs responsables de discutir y refutar los discursos establecidos de la blanquitud.
9. Aceptáis propuestas para el próximo número, y seguramente lleguen un sinfín de ellas ¿cómo lo gestionas esto?
Actualmente estamos en convocatoria abierta para nuestro número aniversario, su décima edición: La Bohemia. El mecanismo de convocatoria abierta es la principal razón por la cual existe el proyecto. Nos moldea, reafirma y actúa como una radiografía situacional de lo que ocurre tanto en nuestro continente como afuera de él. La convocatoria es abierta para cualquier persona o proyecto sin importar su geografía.
10. Un sueño que ya hayas cumplido con Balam y otro que esté próximo a cumplirse…
Estoy preparando mi próximo proyecto editorial, titulado ETS (Editorial de Transmisión Sensual), una editorial de RISO, un side project de Balam.