5 principios clave del Máster en Diseño Gráfico
1. El diseño gráfico es comunicación
¿Qué es comunicación? La palabra proviene del latín communicare, que significa “hacer común», «compartir». Este significado tiene una implicación determinante en el diseño gráfico: se trata de hacer común el mensaje entre quien lo emite y quien lo recibe. La habilidad en saber “hacer común” es crucial para que las soluciones de diseño sean comprensibles y pertinentes para los diferentes targets, adaptándose a sus particularidades y a los contextos en que se desenvuelven.
Si el mensaje emitido no es comprendido por el público al cual se dirige, la comunicación deja de comunicar, se vuelve confusa y se pierde la oportunidad de cumplir el propósito por el cual se ha creado: generar algún tipo de cambio en el pensamiento o el comportamiento de quien la recibe.
2. La forma se basa en la función
“Form follows function» es un principio definido por Louis Sullivan, quien defiende que la forma de cualquier diseño debe estar determinada por su función. En diseño gráfico, esto implica que la forma (tipografía, color, imagen, composición, material…) no debe ser resultado de una decisión aislada, sino que debe seguir un propósito claro basado en el análisis de las necesidades comunicativas del proyecto. Así, es fundamental analizar el mensaje, el target, los antecedentes, la competencia, los soportes, el contexto… y, cómo no, el presupuesto disponible.
La habilidad va a consistir en saber encontrar soluciones formales creativas al conjunto de análisis de estos aspectos. De esta manera, la estética, entendida como forma, será resultado de las funciones que debe cumplir el diseño, entre las cuales puede estar, o no, ser bello.
3. Diseñar conscientemente
Adoptar un enfoque consciente en el proceso de diseño implica tener en cuenta el impacto social y ambiental de lo que vamos a diseñar. Diseñar conscientemente es una decisión que se puede tomar independientemente de los requerimientos de quien realiza el encargo: aunque una empresa o una entidad no exija un enfoque ético, inclusivo o sostenible, quien diseña puede elegir presentar propuestas que sí lo sean e intentar convencer de llevarlas a cabo. Está en nuestras manos, al menos en parte, no perpetuar estereotipos, evitar la manipulación o la desinformación, minimizar el impacto ambiental y mejorar la experiencia de las personas. La conciencia en el diseño no debería ser un valor añadido.

4. Nuevas necesidades, nuevas maneras de diseñar
Vivimos con una gran cantidad de estímulos gráficos: desde las pantallas de nuestros dispositivos hasta la señalética urbana, la publicidad o el branding de cualquier objeto cotidiano. La cantidad de inputs visuales es enorme y llegamos a interactuar simultáneamente con múltiples canales de comunicación.
En este contexto, el diseño gráfico se vuelve esencial para lograr que un mensaje sea verdaderamente significativo y memorable. Las necesidades son más complejas y hay más factores a tener en cuenta, por ello, las soluciones deben ser más innovadoras y estratégicas. A veces las encontramos integrando conocimientos de otras áreas (economía, psicología, sociología…) o logrando una interacción más sensorial o simplemente recuperando el uso de técnicas artesanales. Es necesario explorar nuevas maneras de diseñar para responder a las necesidades reales de nuestro tiempo.
5. Work Hard & Be Nice to People
Esta frase de Anthony Burrill, artista gráfico, transmite una filosofía de vida y trabajo basada en dos ideas: el esfuerzo y la amabilidad. Por un lado, el trabajo y la dedicación son esenciales para alcanzar buenos resultados, mejorar habilidades y marcar diferencia en cualquier ámbito. No se trata solo de talento, sino de constancia y compromiso con lo que se hace. Por otro lado, la empatía, la colaboración, el respeto y la generosidad crean relaciones más saludables y productivas. Los buenos resultados no solo se miden por logros individuales, sino también por cómo impactamos en los demás.