El diseño de interiores en restaurantes

Actualmente, se debate si un restaurante debe poner buena comida sin necesidad de dedicarle tiempo al diseño del espacio.

De primeras, se podría estar completamente de acuerdo. Salir de la escena del diseño para entender las prioridades de otro tipo de perfiles nos hace ver que muchas veces los diseñadores diseñamos para otros diseñadores en lugar de analizar a la gran mayoría de la sociedad.

Por otro lado, muchos restaurantes tradicionales no presentan un interiorismo para nada sugerente y aun así triunfan; o restaurantes de toda la vida que cuando quieren actualizarse pierden toda su esencia. Comer fuera satisface una de las inquietudes de la condición humana por lo que la pregunta es la siguiente: ¿sería suficiente realizar restaurantes sencillamente correctos en los que disfrutar de una magnífica comida?

¿Por qué en ese caso, si planteamos otro tipo de espacios interiores o arquitecturas sí surge cierto interés en la sociedad? ¿O es que solo se valoran los espacios diseñados que no están vinculados a un uso particular? Si así fuese, ¿no nos desplazaríamos a visitar los anfiteatros romanos, templos budistas, palacios árabes y rascacielos en cada ciudad a la que visitamos?

Las mismas mastabas egipcias eran una oda al interiorismo combinando espacio, decoración y obra gráfica. Todas estas arquitecturas que hemos calificado como maravillas, tenían una funcionalidad pero, a su vez, surgían de una idea, de un concepto bien fuese de carácter espiritual, tecnológico o religioso. Ideas lo suficientemente potentes como para lograr permanecer en el tiempo y generar un impacto en la sociedad.

Sin embargo, el concepto de restaurante es bastante moderno. Surgió poco antes de la revolución industrial en París, donde un mesonero ofrecía mesas individuales y comenzó a servir platillos. Para que lo viesen los transeúntes colocó un menú en la entrada del local. Hasta entonces se servía comida en las posadas, mesones o en tabernas donde principalmente se bebía pero que también ofrecían comida. El éxito de este nuevo concepto ayudó a que se esparciese rápidamente.

Hoy en día la restauración es un pilar básico de nuestra sociedad. Estamos en un momento de explosión del diseño de la restauración. Existen certámenes premiando el diseño de los mejores restaurantes del mundo y cada vez están tomando más y más protagonismo en el mundo del interiorismo.

En el ámbito universitario, cada vez son más los alumnos que deciden optar por estudiar un Máster en Diseño de Interiores en el que se trabaje el diseño de restaurantes. Por otro lado, existen múltiples perfiles a la hora de gestionar restaurantes. Está, por ejemplo, el cliente emprendedor que hace de cocinero, decorador y empresario a la vez; a chefs de renombre que generan la parte gastronómica y delegan gran parte del trabajo en sus trabajadores; grupos gastronómicos o grupos inversores que se asocian para proyectos.

Son todos ellos los que se apoyan de estudios de interiorismo para desarrollar un proyecto de restaurante global en el que el cliente será partícipe de una experiencia completa.

Para poder ilustrar mejor la importancia del diseño de interiores en restaurantes y su evolución hacia espacios que són mucho más que lugares para comer, sinó que están diseñados para brindar una experiencia única a cada usuario.

En relación con esta vivencia, un ejemplo que me fascina es el restaurante Under de Snøhetta. que va mucho más allá ofreciendo una aventura global no solo de interiorismo, sino también de arquitectura y de integración en el paisaje.

Este proyecto de arquitectura semisumergida, situado en un enclave único de la costa noruega, ofrece al comensal una llegada extraordinaria en un interiorismo cálido. El acceso da paso a un descenso al fondo marino donde la experiencia gastronómica basada en productos locales de gran calidad se funde con el fondo marino. Este edificio es en sí un centro de investigación marina gracias a su arquitectura que ha generado un arrecife natural.

Es cierto que lugares como este hay contados en el mundo, y que la mayoría de locales son bajos de edificios en ciudades o pequeños edificios en zonas con menor densidad, pero no por ello el concepto del interiorismo tiene que perder valor.

En Barcelona, tenemos un referente en un local de la calle Sepúlveda. Es el Enigma de Albert Adrià. El reconocido estudio español RCR galardonado con un premio Pritzker de Arquitectura fue el responsable de generar este espacio laberíntico, intrigante de materiales novedosos.

Es un espacio tan potente, pero a la vez muy purificado, que ha admitido sin perjudicar al proyecto este nuevo concepto culinario.

El restaurante Leña del grupo Dani García, ganador del Premio de Diseño al mejor restaurante del mundo, plantea un concepto gastronómico basado en la comida de brasas, en la que la narrativa de la leña, el tronco cortado y quemado, las chispas el humo y el fuego, son reflejados en toda la atmósfera espacial, así como en el diseño de la carta del restaurante.

Para terminar, está claro que, en un restaurante, su finalidad es comer bien, pero debemos comunicar el valor que la arquitectura interior, la acertada selección de materiales, la buena distribución de los espacios, el mobiliario, la iluminación, la gráfica, la música, los uniformes y los elementos de decoración complementan a los actores principales que son los cocineros y camareros y a la obra de arte, la comida.

Es innegable que un restaurante en un garaje o en una esquina de un mercado pueden ser experiencia en sí mismos. Existen multitud de ejemplos que respiran esa esencia. Pero el diseño nos ayuda a aportar, acompañar y potenciar el resultado final.

Como el otro día comentó Regina, una alumna del máster de Hoteles y Restaurantes en su final de máster, “somos afortunados de diseñar un pedazo de mundo” Y ahí es donde podemos aportar la diferencia. En proyectos donde se encuentra la emoción, donde reside el disfrute y la belleza que nos ayuda a generar los mejores recuerdos.