El regreso de Arles por todo lo alto

Sin saber aún como serán, porqué por razones obvias no las he visto, de esta edición de Arles, hay ideas y proyectos muy interesantes entre los que destacaría:

Una de las carencias de Les Rencontres es su apuesta casi exclusiva por el formato más tradicional de la fotografía. Las propuestas en las que la fotografía se mezcla con otras disciplinas de las artes visuales o se crean instalaciones que rompan con los esquemas habituales suelen ser contadas.

Sin embargo, este año podemos encontrar muchas propuestas en este sentido. Si te interesan otros formatos de las artes visuales, la artista noruego-nigeriana Frida Orupabo es una de estas. Desmiembra y luego vuelve a ensamblar cuerpos, especialmente de mujeres negras, para denunciar la brutalidad con la que han sido representadas en la pintura a lo largo de la historia.

En la misma línea artística está Katrien de Blauwer. Autodefinida como «fotógrafa sin cámara», recorta, pega, ensambla, transgrede, colorea y manipula fotografías de las revistas viejas que colecciona. Cercanas al fotomontaje o al montaje cinematográfico, sus obras esconden una intensa carga narrativa y una apuesta muy diferente a la mayoría de lo que podremos encontrar.

Otra propuesta interesante es la de Seif Kousmate, quien en su Waha (Oasis) documenta la degradación y desaparición de estos espacios en otro tiempo fértiles y pujantes, en su Marruecos natal, y para ello tiñe sus fotos con ácido y las corrompe usando restos de la flora local, dando materialidad a la fotografía en si misma.

También en un formato experimental, hasta tres propuestas reflexionan sobre las consecuencias de la sobreproducción gráfica, su difusión y jerarquización.

1. “Déjà-Vu”. Los catalanes Joan Fontcuberta y Pilar Rosado repiensan el papel de las imágenes que hasta ahora han ayudado a forjar nuestra sensibilidad, justo en el momento en que los algoritmos y la inteligencia artificial empiezan a sustituir a la cámara y al ojo.
2. “Bienvenue dans les désert du réel” (Bienvenidos al desierto de la realidad). Esta exposición colectiva busca, en un momento en que la información se difunde bajo la presión de los datos digitales que invaden nuestra vida cotidiana de manera descontrolada, cuestionarse la realidad y su representación.
   Adentrándose en procesos y narrativas del mundo de la imaginería de masas (cine, noticias, mitos modernos…), creando obras cuyas múltiples lecturas nos sugieren tomar distancia crítica de la representación de la realidad y dudar de la naturaleza de la imagen que encontramos.
3. “Le voile interposé” (el velo interpuesto). Cuestiona la promesa de la evolución de las tecnologías inmersivas y lo que realmente queremos de ellas.

¿Qué necesitamos realmente para vivir? ¿Cuántas cosas tenemos en casa? ¿Cómo nos definen estos objetos? Barbara Iweins cataloga y fotografía los 12.795 objetos que hay en su casa, en un proyecto que sigue la estela de Sol Leiwit, en una tentativa de agotamiento de un espacio físico.

Objetos elegidos cuidadosamente para que le acompañen: los libros, los cuadros, las fotografías familiares, y otros accidentales o mucho más banales. También aquellos que no señalaríamos como definitorios de una vida: los utensilios de cocina, las herramientas, las plantas…

Naturalmente, Les Rencontres tienen muchas más propuestas y exposiciones, algunas de ellas realmente potentes y con obras imprescindibles para los amantes de la fotografía, aunque su formato sea más clásico. Destacamos:

“Durante los años 60 y 70, las artes mayores como la pintura, estaban reservadas a los hombres, entonces las mujeres se volvieron hacia la fotografía”, explicó Christoph Wiesner, el director de Les Rencontres, durante la presentación del programa.

Y la aportación de estas mujeres no fue secundaria ni menospreciable. La retrospectiva recoge más de 200 obras de 62 autoras enmarcadas en las vanguardias feministas de hace medio siglo. Una denuncia del machismo, el patriarcado y las desigualdades sociales en una intrepidez técnica y artística impresionante.

El fotógrafo francés ha documentado la oposición de los pueblos originarios, especialmente los Sioux, a la construcción de un oleoducto que amenaza sus tierras ancestrales, así como su agua y su forma de vida.

La lucha de los Sioux contra el oleoducto Dakota Access se ha prolongado durante años, en una suerte de western contemporáneo que une la desesperación y la belleza de la resistencia.

Más pueblos indígenas, pero esta vez en la punta sur del continente americano. El colectivo Ritual Inhabitual –formado por Tito González Garcia y Florencia Grisanti siguiendo la tradición chilena del artista colectivo- ha estudiado a fondo la cultura Mapuche.

Pero lejos de limitarse a un trabajo simplemente antropológico, ha retratado cómo la vinculación de este pueblo con la naturaleza se ejemplifica en su lucha contra la industria papelera y maderera que pretende llenar su territorio de monocultivo de pino y eucalipto.

Las guerras pueden cambiar las vidas de la gente de forma radical y totalmente inesperada. Quizás el caso de Lee Miller no sea el más insólito, pero el reflejo que dejó en su obra es impresionante.

De fotógrafa de moda en el París de los años 30 a fotoperiodista de guerra en los campos de batalla de Europa durante la Segunda Guerra Mundial: desde las playas de Normandía hasta los campos de exterminio de Buchenwald y Dachau hasta la mismísima bañera de Hitler, en un momento en que las mujeres raramente podían ejercer este oficio.

170 años de historia de la humanidad. Con sus peores caras –guerra, hambre, sufrimiento…- y sus más nobles reversos: solidaridad, empatía, compromiso… Esta recopilación de los archivos de la Cruz Roja desde 1850 es también una historia del fotoperiodismo desde sus inicios hasta la actualidad.

Este fotógrafo de Arles, retratista como pocos del mediterráneo francés y fundador de Les Rencontres, fallecido en 2014, recibe un interesante homenaje con una extensa retrospectiva de su obra.

Mitch Epstein es conocido sobre todo por su trabajo documental de los Estados Unidos. Pero también fue un apasionado de la India, país en que vivió y que fotografió durante diez años. Un trabajo recogido en una cuidada exposición.