Breve historia de la tipografía
La historia de la tipografía se remonta a las civilizaciones antiguas y desde entonces no ha detenido su evolución.
Ha pasado por manuscritos medievales, la imprenta de Gutenberg y la revolución industrial hasta llegar a las tecnologías digitales. Actualmente, la tipografía sigue siendo una parte clave en la comunicación, pero su importancia adquiere nuevas dimensiones cuando hablamos de productos digitales.
En el contexto actual, donde la información fluye a través de múltiples dispositivos y plataformas, la tipografía se convierte en una herramienta esencial para comunicarnos. Sin embargo, a menudo se la subestima, y queda relegada a la selección de fuentes. Pero la tipografía es mucho más que eso; es el arte de expresar el lenguaje. Es la manera en que organizamos la información de manera objetiva y la transferimos a los usuarios de forma eficaz.
En el nuevo paradigma digital los diseñadores que provienen del mundo analógico se pueden encontrar con limitaciones creativas. Pues aunque tengan sólidos conocimientos tipográficos, a menudo carecen de las habilidades necesarias para traducir su trabajo en lo que realmente importa: un producto funcional.
¿Es la tipografía arte o ingeniería?
En el diseño de productos digitales la tipografía es un punto de encuentro entre diseñadores y desarrolladores. En equipos de producto siempre ha existido un debate sobre si la tipografía está más cerca del arte y el ámbito creativo, o es algo más afín a la ingeniería y el entorno técnico. De hecho dos influyentes figuras en la tipografía, Jan Tschichold y Robert Bringhurst, ofrecieron perspectivas opuestas sobre este tema.
Tschichold, autor de “La Nueva Tipografía” en 1927, argumentó que la tipografía era más una disciplina de ingeniería que de arte. Su perspectiva vino de la revolución del diseño gráfico de principios de la década de 1920, que justamente se centró en la industrialización y la ingeniería.
Por otro lado, Robert Bringhurst, autor de “Los Elementos del Estilo Tipográfico”, defendía la idea opuesta. Bringhurst experimentó la era del diseño digital, donde los diseñadores solo necesitaban un software de diseño y una impresora. En este contexto, la ingeniería tenía un papel menos relevante en el proceso de diseño.
En la actualidad, con productos digitales como aplicaciones y sitios web, la importancia de la tipografía parece encontrarse en un punto intermedio. La elección y combinación de tipografías son procesos creativos, pero su correcta implementación en un producto digital requiere de conocimientos técnicos para que pueda ser convertida en código y trasladarla en un sistema de diseño responsivo.
La importancia de la Tipografía en el Diseño de Experiencias
El diseño de experiencias digitales implica la transformación de diseños en código, y no existe una “máquina mágica” que realice esta tarea. En este ámbito se espera que los diseñadores no solo sepan seleccionar fuentes y ajustar el tamaño de las letras, sino que también comprendan cómo componer un párrafo, utilizar escalas, establecer retículas y crear un ritmo visual.
La creatividad y la sensibilidad estética no son suficientes cuando diseñamos experiencias digitales. No se trata solo de que se vea bien, sino de ayudar a los usuarios a alcanzar sus objetivos. Para lograrlo, es fundamental que el diseño, además de ser visualmente atractivo, también sea usable y accesible. Esto implica comprender los aspectos técnicos de la tipografía y su aplicación en el entorno digital multidispositivo.
Importancia de la Tipografía en el Diseño Editorial
La tipografía desempeña un papel crucial en la comunicación efectiva en la era digital. Es un equilibrio entre el arte y la ingeniería, donde la elección tipográfica y su implementación técnica convergen para crear experiencias memorables. Por eso es fundamental que los diseñadores de productos digitales dominen los aspectos estéticos y técnicos de la tipografía para generar un impacto significativo en los usuarios.