Dirección de arte y storytelling van de la mano
En el mundo de la industria artística y creativa, la dirección de arte emerge como una columna vertebral, fusionando la creatividad con los objetivos comerciales de un proyecto. Explorar el arte no solo se limita a crear una estética alrededor de los productos, servicios o proyectos, sino que también desempeña un papel fundamental en el storytelling, conectando al público a un nivel emocional y reforzando semánticamente al diseño de una identidad de marca. Tanto como en el campo cinematográfico podemos tener grandes visiones de filmes que crean un mundo inmersivo a su público creando una marca popular, así como una empresa que alberga la fabricación de productos puede envolver su proceso al contar su propia historia.
Si bien conocemos sobre una misión y visión, puesto que es algo fundamental dentro del desarrollo de algo tan básico en un proyecto en marketing, no es hasta que comienzas a generar un hilo conductor en el que poco a poco esos extractos donde cuentan un presente y futuro de la empresa, también tiene que conectar a las bases del pasado de este, dando como conclusión un manifiesto de lo que “es”, “son”, “somos”, que se vuelve algo colectivo. Es decir que el corazón de la dirección de arte reside en el storytelling visual, dando vida a la comunicación, en combinación a las emociones y valores. A través de estos elementos reunidos en un formato visual como color, composición, iluminación y diseño, se puede construir narrativas que sean parte de un constructivo social.
Ejemplos de dirección de arte
No debemos ir tan lejos para encontrar proyectos emblemáticos, algunos de ellos llevan años trabajándose y que en su actualidad podemos ver un impacto fundamentado, pero también explosionado ante el constante cambio evolutivo en su identidad.
Sofia Coppola, una de las directoras contemporáneas reconocida por una estética particularmente curada, a pesar de tener temáticas y épocas en línea del tiempo diferentes, siempre busca tener un sello de sí misma, como si fuera algo plasmado en cada proyecto. No olvidemos que Maria Antonieta fue filmada en los 2005 y en su más reciente Priscilla en 2022. Que, si bien ha pasado casi dos décadas de ello, es imperdible la huella que los archivos de Sofia Coppola han generado a la historia del cine. Creando una marca propia de sí misma, pero sobre todo de su visión ante una historia y el cómo desarrollar una estructura narrativa trasladada a lo visual.

Las productoras cinematográficas forman parte esencial de ese mismo universo, pero A24 rompió un cierto paradigma siendo una independiente con un estilo de curaduría muy característico entre sus filmes. Es sin duda un ejemplo de que la dirección de arte puede ir más allá de un rodaje y convertirse en guía para la creatividad y desarrollo de una idea de negocio que vaya más allá. No solo como centro de desarrollo de nuevas historias, sino también de crear un mundo alrededor de sus actores, directores, creativos e impulsores culturales a través de un podcast, merchandising y eventos. Que si bien como espectador y posibles fanáticos de esta casa productora, nos envuelve en su universo, creando en nosotros el deseo de ser parte y que algo como A24 nos represente como cultural pop.

Finalmente, Patagonia es una de esas marcas inolvidables por la construcción de historias alrededor de sus productos, y como ha trasladado eso a una comunidad no solo de senderismo y amantes de la aventura, sino también siguen teniendo como estandarte el mensaje honesto desde los años 70’s. Mantenerse fiel a los inicios no es una tarea fácil y menos en los retos constantes de la vida actual. Sin embargo, han sabido destacar guiándose por sus elementales iconos como lo son: diseñar objetos sustentables de alta calidad, mientras inspiran a su público en los impactos positivos al medio ambiente.

Si bien los ejemplos pueden ser diversos e incluso un tanto lejanos entre sí, todos ellos se envuelven en una dirección dentro de una narrativa textual y visual, dando como resultado una identidad. La dirección de arte va más allá que solo “arte”, sino un motor de toma de decisiones que se ven plasmadas e implícitamente ejecutadas en lo que vemos, oímos y consumimos.