La muerte está a la vuelta de la esquina

Mar 22, 2024 por Zaraida Gil

O de cada página, digital o no.

Hace unos meses murió la mascota de mi madre y decidió hacerse un collar con sus cenizas. La costumbre de, de alguna manera, cambiar de forma a un ser querido para convertirlo en otra forma a la que poder “adorar” es muy antigua. Véase la momificación en el antiguo Egipto.

El duelo adopta muchas expresiones en la riqueza de la diversidad cultural. No solo puedes convertir las cenizas de un fallecido en joyas. Otra posibilidad es esparcirlas, por ejemplo, sobre unas semillas, y que sientas que lo que brotará de ahí alberga vida más allá de lo vegetal y que contiene, tal vez, un poco de alma.

Y aquí ya aparecen preguntas tipo: ¿Si fuese un árbol cuál sería? Aunque está claro que la muerte no está a debate, sencillamente -o complicadamente- pasa, sí se puede debatir sobre qué hacer con ella. Por ejemplo, estamos de acuerdo en que la muerte deja en pausa algo más que un cuerpo. Apaga una personalidad, una risa, una manera concreta de mirar. ¿Cómo se condensa lo metafísico de un ser querido más allá del recuerdo propio que tengas de él? La canción que le gustaba escuchar, la expresión que ponía al comer algo demasiado picante. ¿Cómo apresas la memoria en un objeto al que acudir para sentirte emocionalmente más cerca de esa persona?

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Una reflexión sobre la realidad digital que vivimos

Tenemos una alumna que ha resumido a la perfección en un libro interactivo los problemas de nuestro presente, y se adelanta a los problemas del mañana, en referencia a la muerte y la memoria digital.

Tengo muchas ganas de compartir con vosotros su proyecto. Pero antes de nada, voy a presentarla, ella se llama Dar Rubinstein, nació en Rumanía y actualmente reside en Barcelona. Ha cursado el Máster Online en Creative Computing y en el contexto del Trabajo Final se ha hecho varias preguntas. Una de ellas está relacionada con la realidad en la que vivimos hoy en el mundo digital y cómo se da la existencia de la identidad y la memoria.

El resultado ha sido “Digital Afterlife”, un libro que trasciende la literatura tradicional para mejorar la experiencia de lectura con realidad aumentada permitiendo llegar a una información más profunda a través del escaneo.

Nos seguimos preguntado: ¿El mundo se dividirá entre personas que al irse vivirán de alguna manera a través de la presencia de su memoria en el metaverso frente a gente “más tradicional” que sencillamente morirá “a la antigua” sin dejar rastro digital? ¿Es demasiado pretencioso ser disruptivo incluso en esto? Podríamos estar así hasta mañana.

La incertidumbre de cómo la segunda cosa más antigua del mundo será en un futuro es inmensa. La primera cosa, por cierto, es la vida. Porque para morir hay que nacer primero.

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Digital Afterlife

En la era digital en la que vivimos, estaréis de acuerdo con nuestra alumna Dar en que las pantallas están reemplazando a las páginas y en definitiva los espacios físicos se están reduciendo. Ahora nosotros podemos estar en forma de “yo digital” en la pantalla. Existimos en el metaverso. ¿Cómo? Mediante avatares.

proyecto Digital Afterlife

Siguiendo la explicación de la alumna, los avatares van más allá de ser una mera representación visual de una persona, sino que tienen una influencia significativa en cómo interactúan los usuarios con el metaverso. Son, de hecho, encarnaciones digitales que dan la posibilidad al usuario de contar con una amplia gama de representación.

Es curioso porque a nivel popular se emplea mucho la broma relacionada con “la ropa que llevará tu fantasma”. Recuerdo que cuando era niña mi hermana mayor solía meterse en que me vestía raro y me decía “si te pasa algo vas a morir con esa ropa y será la ropa que lleve tu fantasma para la eternidad. ¿Estás segura de que no te quieres cambiar y ponerte algo decente?” Y yo me cambiaba.

Ahora realmente uno debe pensar en qué ropa llevará su avatar porque le encarnará en lo digital por siempre. O no, porque se puede idear todo un vestuario.

Volviendo al tema que nos ocupa, Dar nos explica que la capacidad de los usuarios para personalizar sus avatares les permite representar su identidad. Esta personalización lleva a una posibilidad creativa y de autoexpresión tal que la identidad se extiende más allá de la apariencia física, como por ejemplo la ropa, accesorios o incluso formas que vayan más allá de lo humano. Además de que incorporan habilidades no verbales o visuales como puede ser el lenguaje corporal o los gestos faciales para representar emociones.

Así los entornos virtuales se van haciendo cada vez más inmersivos y se va complicando la tarea de separar conceptos como realidad/virtual y por lo tanto también conceptos como vida/muerte.

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Dar Rubeinstein

En este afán por experimentar, nuestra alumna creó 32 retratos digitales empleando varios software y diversos enfoques. A nivel más técnico, aprovechó la codificación creativa a través de plataformas como p5.js y Touchdesigner. También utilizó ComfyUI, explorando la imaginación y la fantasía como podemos ver en la imagen anterior.

Lo que podemos crear más allá de lo literal a fin de cuentas son representaciones simbólicas que manifiestan versiones alternativas que encarnan aspectos de la personalidad. También exploró la posibilidad de anticiparse al futuro y ver “su yo mayor”, nos explica que “Stable Diffusion me ayudó a visualizar cómo me vería siendo más mayor, es como poder ver el futuro lo que me provocó la reflexión de que no se trata solo de crear imágenes interesantes sino de reflejar diferentes aspectos de mí a modo de símbolos que comuniquen quién soy más allá de las imágenes típicas”.

Nuestra presencia digital y la muerte en esta era

La existencia moderna se caracteriza entre otras cosas por la ingente cantidad de información que diversas plataformas albergan sobre nuestro yo digital. Pensad en todos los programas que utilizáis, sumadle redes sociales, servidores en la nube, hardware…”Bytes y bytes de información que, aparentemente son pequeños, pero que fusionados definen los aspectos más complejos de quiénes somos” apunta Bar.

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Continúa añadiendo que nuestra presencia digital está determinada por nuestras interacciones colectivas en línea, “reflexiones y recuerdos, que añaden peso y tejen una red que refleja las complejidades de nuestras vidas. Una historia dinámica codificada en sistema binario”.

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En esta realidad las empresas que actúan como intermediarios de datos suelen ser criticados por su falta de transparencia, continúa, lo que plantea dudas sobre la “responsabilidad y la privacidad”. Lo que sabemos seguro es que estos datos se recopilan para luego ser vendidos y se utilizan por ejemplo para realizar evaluaciones de solicitudes de préstamo, mensajes políticos personalizados, publicidad dirigida…

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Más allá de que en la era digital podamos compartir nuestro dolor por redes sociales, es igualmente significativo el hecho de que las imágenes relacionadas con la muerte están ampliamente disponibles en internet. Pero sigue siendo complicado en este ámbito el tema legal. Nuestra alumna se encuentra con el problema de que no existen iniciativas legislativas respecto a la herencia de activos digitales: “no existe una legislación uniforme para facilitar el legado y absolver a las corporaciones de problemas de responsabilidad”.

La idea de tener que legar tu identidad digital a tus herederos puede resultar chocante. Puede que incluso no estés de acuerdo. Pero en lo que seguro que coincidimos es en afirmar que la muerte es un acontecimiento social, por lo que no es descabellado ver con naturalidad “que una plataforma en redes sociales se utilice para conmemorar esta ocasión” defiende Bar.

ETHERNALINK

Dar ha creado un link dentro de su proyecto Digital Afterlife que te dirige a un espacio virtual que trasciende los tradicionales memoriales. Haciendo clic aquí lo puedes ver.

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Como has podido comprobar, es una plataforma dinámica en la que “los usuarios pueden crear, compartir de manera duradera fomentando un sentido de conexión en el paisaje en constante evolución de la era digital”. Nuestra alumna lo define como un mundo virtual que flota entre el cielo y la tierra, rodeado de imágenes y recuerdos. En cuanto al diseño, defiende que “el árbol no solo simboliza a nuestros seres queridos que fallecieron sino que encarna la esencia de la vida y la prosperidad”.

Para finalizar, os comparto un vídeo realizado por la alumna para que podáis explorar su proyecto con mayor profundidad.

Zaraida Gil

Responsable de la Comunidad SHIFTA.

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