"Me llaman la atención las cuatro imágenes que aparecen a la derecha. Juraría que la de la esquina superior son unas llamas cubiertas por coloridos ropajes (al abrir la imagen descubro que son vacas cubiertas de flores) y las otras tres imágenes son escenarios gigantes con globos, humo de colores y masas de público saltando."
Si busco en el Google de mi cabeza, un festival tiene mucho que ver con lo lúdico y con el tipo de arte que me interesa. Precisamente no es tan mainstream como para llenar estadios.
Hablo de festivales de poesía, festivales de performance, festivales de teatro y, sobre todo, festivales híbridos donde se mezclan los artistas visuales con los escénicos.
La poesía se aleja de los poetas y el teatro no está limitado a una caja negra. Una fiesta para las artes. Una celebración y, como tal, hay muchos modos de celebrar.
Existen fórmulas, plantillas como las de Word, sobre las que podemos instaurar nuestro festival de lo que sea. Hay un caldo base para todo. Fecha, lugar, horas, artistas y duración. A partir de ahí, la imaginación manda.
Puedes hacer un festival de alta cocina, con un plato muy grande y algo muy mínimo en el centro, pero precioso. Tan bonito que te da pena comértelo.
La libertad creativa es muy peligrosa. Me explico. Hablo partiendo de la base de que ya contamos con un presupuesto, porque eso es otro cantar. Una vez superado el obstáculo principal, el dinero, la imaginación para jugar es crucial.
Una de las claves es siempre ponerse en el lugar del público. Fantasear con lo que te gustaría ver, cómo te gustaría que te trataran, y a partir de ahí, construir para los demás.
Un festival no es una obra de arte quieta, ni una exposición, se trata de comisariar algo muy vivo y efímero. Algo que va a pasar una sola vez, algo que no va a girar, ni se va a vender. No hay dos ediciones iguales. De los festivales aplaudo la excentricidad, lo inverosímil y la sorpresa, pero nunca cometas los siguientes errores.
Errores en el comisariado de un festival
1. No programes por encima de tus posibilidades
Sé realista y ajusta tu presupuesto a las posibilidades económicas de tu evento. No es lo mismo un festival privado que un festival subvencionado por una entidad pública donde seguramente contarás con personal administrativo.
Además de programar y pagar a los invitados, también tendrás que pensar en los gastos de producción, logística y de personal. Hazlo de manera que todo el mundo esté contento.
2. No copies
Busca tu distinción. Está bien mirar otras fórmulas que ya funcionan, pero solo destacarás y te harás notar gracias a la originalidad. Busca las carencias de los festivales de tu ciudad y crea tú lo que falta.
3. No programes a un solo tipo de artista
Esto puede parecer de perogrullo pero los festivales de música siempre lo hacen muy bien. Piensa en la idea de teloneros. Busca perfiles diferentes y combina artistas consolidados con otros emergentes. Esta fórmula es indispensable para mantener edición tras edición el interés del público.
4. No ocupes un mes en la agenda de la gente
Hay festivales que se extienden en el tiempo y abarcan casi toda una estación. Lo interesante es que el público se pueda agendar unos días y tenga acceso a la programación. Pero si tratas de ocuparlo todo, tu festival caerá en la dispersión más absoluta.
5. No desveles toda la información desde el principio
El misterio es tu aliado. Que tú tengas claro todo lo que va a pasar en tu festival es importante y muy sano para tu mente, pero al público le tienes que dar la información con cucharilla para crear el hype.
