¿Qué papel juega la tipografía en diseño?

La tipografía es una herramienta de comunicación que se sustenta en el estilo y la apariencia para transmitir mensajes mediante las palabras. Su principal aplicación tiene lugar en proyectos de diseño, donde forma parte de un conjunto visual para transmitir mensajes de forma adecuada.

Existen tres tipos de fuentes de letras o tipografías principales:

• Fuentes de Serif: presentan “serifas” o pequeños trazos en la estructura principal de la letra. Por su aspecto clásico es una fuente habitualmente empleada en periódicos, revistas y publicaciones impresas.
• Fuentes Sans Serif: son aquellas fuentes que no disponen de la “serifa” final en la estructura de la letra, brindando un formato de letra con un aspecto moderno y limpio que permite su fácil lectura en dispositivos digitales.
• Tipografías de visualización: Se trata de un tipo de tipografía que presenta modificantes estilísticos, como la cursiva, la negrita y la fuente de lujo.

Cada época ha tenido (y sigue teniendo) unas tendencias que afectan directamente al diseño, pero lo que está claro y no ha cambiado, es el hecho de que la tipografía es la base de la comunicación gráfica.

Diseñar es comunicar, y la magia de la tipografía reside en hacerlo por partida doble, va más allá de ser un mero vehículo para transmitir palabras. Por un lado, manda un mensaje objetivo, las palabras, lo que pone. Pero por otro lado está el mensaje subjetivo, sutil o evidente, que conseguimos al elegir una tipografía u otra. Como dice Paula Scher: “las palabras tienen significado, la tipografía tiene espíritu”. Aquí es donde radica el trabajo que como diseñadores tenemos que realizar y la importancia que tendrá en el resultado final. La tipografía por muy sencilla que pueda resultar, siempre lleva detrás un minucioso trabajo.

Generalmente la tipografía es lo primero que percibimos visualmente, es quien nos da la primera idea del tono y la temática del contenido. Por ello debemos pensar en las emociones que queremos expresar. No se trata de escoger un tipo de letra bonito o que quede bien, sino de dotarla de un sentido. No es casualidad que Vogue y ELLE o Cabify y Airbnb compartan tipografías con características similares.

Las primeras son tipografías didonas. Siguen la línea heredada del S.XX, cuando usar este tipo de letras era sinónimo de lujo. Las segundas, en cambio, son tipografías sans serif con formas suaves. Ambas quieren que las veamos como cercanas, que nos resulten amigables para que confiemos en sus servicios.

Una buena legibilidad es la primera regla en cualquier proyecto de diseño con tipografía. Facilita la lectura y ayuda a la comprensión de un texto. La legibilidad es clave, pero dependiendo del papel que juega dentro de un diseño, esto tendrá mayor o menor importancia.

En casos de diseño editorial, una buena jerarquía pasa inadvertida para el usuario porque la lectura fluye, todo está equilibrado. En cambio, una mala jerarquía o un tipo de letra ilegible obstaculiza la comunicación y, sobre todo, disminuye la efectividad del diseño.

Con la llegada de los productos digitales, los límites que había hasta ahora han desaparecido y la tipografía en el diseño ha adquirido nuevos horizontes. Los aspectos técnicos cambian: no es lo mismo trabajar en px que en pt, las variables de kerning/traking no funcionan igual en papel que en pantalla… todo ello enfocado a que se adapte bien en diferentes dispositivos.

En otras ocasiones, la tipografía tiene más valor como elemento gráfico que como palabras. Las letras se rompen y se convierten en imagen, se vuelven más expresivas, tienen mayor importancia como elemento visual que como comunicativo.

En proyectos de branding, prima que la marca sea identitaria y tenga elementos que la diferencien. En muchas ocasiones se modifican elementos de la tipografía para que sea más distintiva, incluso llegando a desarrollarse tipografías ad hoc.

Estos últimos años estamos viendo como las marcas buscan tener sus propias tipografías, las llamadas custom type, encargadas a medida para ellas. Este movimiento va más allá de la elección de una fuente existente; implica diseñar una tipografía única y exclusiva que se convierte en un componente central de la identidad visual de la marca. Las marcas ya no quieren depender de tipografías estándar, quieren reforzar el reconocimiento de su marca.

En un mundo saturado de información visual y en el que la democratización del diseño está a la orden del día, la tipografía en el diseño adquiere todavía más importancia como medio para comunicar de manera clara y memorable.

En resumen, la tipografía es mucho más que la elección de letras para transmitir palabras. Es una herramienta poderosa que afecta a la legibilidad, la expresión emocional, la identidad de marca y la adaptabilidad. Un buen diseño debe parecer fácil, pero hay que saber dominar los aspectos técnicos y prestar atención a los detalles para que el trabajo sea excelente.